Es difícil describir lo que se siente al recibir un reconocimiento tan importante como el otorgado por la Asociación PIMA y la organización del Festival Internacional de Guitarra Jose Tomás, a la trayectoria de personalidades del mundo de la guitarra. Pero puedo intentarlo.

Si por trayectoria se entiende el recorrido que describe un objeto que se desplaza por el espacio, puedo decir que ya he completado 70 vueltas alrededor del sol.

Si en cambio alude al espacio delimitado por los puntos de salida y de llegada, en mi caso, el primero debe ubicarse a la edad de 10 años, cuando una guitarra iluminó mi vida. No es sencillo aventurar en qué momento podrá cifrarse el segundo, pero espero que tarde en presentarse.

Con respecto a los tres tipos de trayectorias conocidas, la rectilínea, la curvilínea y la errática, sin duda la que mejor describe mi vida es la tercera: la que yerra o va de un lugar a otro sin un rumbo fijo, imprevisible y caprichosa.

Existe otra acepción utilizada en Meteorología para referirse a la derrota que siguen fenómenos como una tormenta de tipo giratorio o un huracán. Puedo afirmar que me siento absolutamente identificado con ella.

Finalmente, trayectoria es el curso que, a lo largo del tiempo, sigue la conducta de una persona. En mi caso, la de un músico de cuyo viaje dan cuenta mis composiciones, interpretaciones y escritos.

No es sencillo describir la emoción que me embarga desde que recibí la noticia de esta distinción. Es algo en lo que que se mezclan un extraño bienestar por el deber cumplido, aunque solo sea en parte, con un sumergirse inútil en las entrañas del pasado. Una especie de alegría nostálgica.

El único sentimiento claro del que puedo dar cuenta es el reconocimiento sincero a todas las personas que propusieron mi nombre y a aquéllas que lo sostuvieron.

Un fuerte y agradecido abrazo

Jorge Cardoso, Arles (Francia), 9 de febrero de 2019